28/Junio/2007 La ilusión con la que unas chicas de 14 a 19 años, empezaron a entrenar hace cinco años, no hacía suponer que en el día de hoy estarían celebrando su ascenso a la división de honor del fútbol sala femenino. No resulta fácil transmitir la situación en la que se encontraba este equipo cuando acudía a Pinto para jugar la fase.
CUATRO ARCOS LOGROÑO FSF
Sus jugadoras habían jugado la Liga interterritorial Norte. La habían ganado, de la misma forma que podía haber ganado el F.S. Guarnizo, el G.S.I. Bilbo o el San Francisco de Santander.
Todavía no había acabado esta competición –faltaban tres jornadas- cuando empezaban a disputar la liga riojana. Solo la primera plaza en esta territorial les daba derecho a acudir a la Fase Previa en La Muela contra Aragón, Baleares y Navarra, ya que en su territorial hay menos de diez equipos. Si pasaban esa primera selección podían presentarse por tercera vez a la Fase de Ascenso.
En diez días iban a jugar seis partidos pero la verdad es que se jugaban mucho más. El hecho de no ascender era el final de un ciclo. Las ofertas de clubes de División de Honor hacía difícil que algunas jugadoras aguantaran otro año más en el club. Ya habían renunciado a irse esta temporada. Toda su ilusión era colaborar por conseguir con sus compañeras algo casi imposible para un club pequeño que desde 1986 lleva trabajando con la cantera en Logroño.
Pero lo que son las cosas, esta vez el esfuerzo tuvo su recompensa. La desilusión de partidos en lo que les tocaba a ellas felicitar a las rivales se había transformado en la mayor explosión de alegría. Se había conseguido. Era un logro de todas, desde Bárbara o Cristina con sus 15 y 16 años a Laura y a Carmen con sus 24. Ahora no pesan los días de invierno entrenando en pistas exteriores, sobre brea o cemento. Ahora no pesan los kilómetros recorridos en busca de un partido amistoso o de un torneo. Estas jugadoras, con dieciocho años y medio de edad media, saben lo que es conseguir con muchísimo trabajo y esfuerzo algo tan especial. Y lo han conseguido ellas en el campo. Jugando tan tensionadas y tan flojitas- el último partido contra el Pinto, pero aguantando la tensión comprometidas con la consecución del ascenso.
Las celebraciones han pasado y es tiempo de planificar la temporada que viene. El cambio de mentalidad sea seguramente, la dificultad mayor que se va a ver obligado a superar de puertas adentro el equipo. Hay que priorizar el aspecto competitivo sobre el formativo. El club debe buscar recursos de todo tipo para que el esfuerzo realizado tenga su prolongación con la permanencia en la máxima categoría.
La estructura debe ampliarse y reforzarse para que las responsabilidades dentro y fuera del campo se repartan entre más personas. Contamos con la simpatía de muchas personas que desean ayudarnos a reforzar el equipo en la medida de lo posible. Observar cómo, casi todas las temporadas, los equipos que pierden la categoría son precisamente los que han ascendido ese año pone sobre aviso y motiva a luchar para no nos ocurra lo mismo con toda nuestra energía.
Sin embargo, conviene no olvidar que somos un equipo pequeño que se alimenta de la ilusión de niñas que se sienten atraídas por el balón. De esa forma llegaron hace años cada una de las componentes de este equipo y se sintieron tan acogidas que decidieron quedarse. Esperamos que nada ni nadie cambie esa mentalidad. El cuidado, el esmero por la persona, tenga la edad que tenga, sea hábil o no pero que tenga ilusión por jugar en equipo con otras personas.
La inyección de ánimo que el paso a División de Honor ha supuesto es incalculable. La felicidad que conlleva es indescriptible. El reto, muy difícil para este joven equipo, pero tienen claro que son capaces de sacrificarse y de aprender. Ojalá lo hagan a tiempo y puedan mantenerse por algún tiempo en esta categoría.
Leido en la web de la Real Federación Española de fútbol: http://futbolsala.rfef.es/artavan-bin/Rfef/init
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